23 de abril de 2017

Ópera en el cine: Eugene Onegin MET 2016/17

Eugene Onegin - MET 2016/17

Esta ópera fue proyectada por Yelmo Cines en directo desde el Metropolitan Opera House de Nueva York, a las 19:00, hora española, ayer 22 de abril de 2017. El precio de la entrada fue de 21€.

Eugene Onegin es una ópera que destaca por su belleza musical. El talento sinfónico de Tchaikovsky esta presente y la sutileza de las melodías la convierte en una obra referente del romanticismo. Nos encontramos ante una drama costumbrista, sin grandes tragedias, al menos en el desenlace final, pero dotado de una gran carga dramática gracias a la partitura más que al libreto. A pesar de estar escrita en ruso, es una obra con tanto color que podría ser candidata para iniciarse en el género. Paso a analizar la función de ayer.

La producción, como ya se adelantó en la preparación previa, estuvo dirigida por la británica Deborah Warner. Su contribución es sinónimo de garantía y más sabiendo que es una producción que ya cosechó buenas críticas tres temporadas atrás en este mismo escenario. La puesta en escena es exquisita y cuida hasta el más mínimo detalle, un placer para los que gustan de una propuesta clásica y fiel al libreto. Por contra, este tipo de planteamientos dejan poco lugar a la imaginación o interpretación, pero no cabe duda que visualmente son muy atractivos.

La escenografía, a cargo de Tom Pye, fue profusa en todo momento. Muchos cambios de escenario y un despliegue técnico y logístico impresionante. Los ambientes muy bien diferenciados, a saber, la casa de los Larin, el salón de baile, el duelo a las afueras o el palacio en San Petesburgo fueron las ubicaciones donde se desarrollaron los acontecimientos. Como aspecto negativo, señalar que en algunas escenas, por ejemplo en la primera, la proyección de las voces cambiaba demasiado dependiendo de la dirección en la que cantara el personaje. Esto puede ser debido tanto al diseño de la escena como a la ubicación de los micrófonos. El vestuario de Chloe Obolensky a la altura de la producción, que es mucho decir. Ropajes de la época por doquier, con un nutrido coro y un cuerpo de baile a los que vestir. Mucha opulencia y, si se me permite la broma, mucha tela que cortar.

En líneas generales, esta producción de corte clásico y detallista impresiona por su exuberancia. Se aprecia un gran trabajo en la dirección para coordinar tantos elementos en escena: cantantes, bailarines, figurantes en segundo plano, por ejemplo en la escena del cumpleaños, y que en ningún momento de sensación de caos. Es una propuesta escénica que deslumbra al que se acerca a la ópera por primera vez.

En cuanto al reparto, encontramos nombres que ya de por sí llenan teatros. Es el caso de Anna Netrebko. Dice el dicho que “más vale caer en gracia que ser gracioso” y es que la soprano rusa, no exenta de talento, en mi opinión está sobrevalorada. Con ella no suele existir el término medio, hay quien la adora y hay quien no la soporta. Yo reconozco sus capacidades pero me resisto a verla como un referente en la cuerda de soprano. El rol de Tatyana tiene una evolución a lo largo de la obra que no desarrolló. Se le vio más cómoda en la interpretación del último acto, como miembro de la aristocracia rusa, papel de diva que le va como anillo al dedo, que como joven ingenua e idealista en el primer acto, donde estuvo claramente sobreactuada. Su voz es un cañón, por lo que su potencia vocal está fuera de discusión. Está capacitada en los pianísimos pero carece de sutileza, en demasiadas ocasiones suena muy ruda y carente de matices. El gran triunfador de la noche fue el barítono sueco Peter Mattei. Su voz es bella y natural, canta sin esfuerzo y con una técnica perfecta. Onegin brilló con luz propia en lo vocal y la actuación fue convincente, salvo en el último acto, en el que se le vio algo rígido y poco compenetrado con la Netrebko. La otra grata sorpresa fue la del, para mí desconocido, tenor ruso Alexey Dolgov, en el papel de Lenski y que exhibió poderío vocal e interpretativo. Defendió con más solvencia de la esperada sus momentos de protagonismo, como el Kuda, kuda, kuda vy udalilis antes del duelo y estuvo a la altura de los cantantes con más cartel. Decepcionante Stefan Kocán en su único y esperado momento de lucimiento en el último acto. El bajo eslovaco, si bien posee una voz rotunda, su técnica es deficiente y se sirvió de un vibrato un tanto molesto que impidió disfrutar de su Lyubvi vsye vozrasti pokorni. Del resto del reparto con papeles secundarios, la mezzosoprano Elena Maximova, como Olga, no destacó especialmente. Larissa Diadkova sí estuvo a buen nivel vocal y transmitió ternura en su interpretación de Filipyevna. Elana Zaremba, como Madame Larina, con un timbre desagradable y una voz engolada, fue una tortura. Tony Stevenson cumplió en su momento francés como Triquet. Por último destacar el papel ínfimo pero de bella factura vocal de Richard Bernstein como Zaretski.

El coro del MET sonó a todo trapo, como siempre, y salvo algún error de ajuste en el tiempo, más imputable al director que a ellos, estuvieron al nivel que acostumbran. Destacar el cuerpo de baile con números en cada uno de los tres actos, cordinación perfecta y vistosidad en las coreografías.

La dirección de la orquesta a cargo de Robin Ticciati fue espléndida, sobre todo en la obertura y en los interludios orquestales que son varios. La partitura requiere sutileza y él la tuvo. Los delicados vientos se deslizaron a lo largo de toda la obra. Por poner algún pero, se le descuadró el coro en dos ocasiones, en la primera intervención del primer acto y otra vez en el segundo. Aunque en general su trabajo fue muy destacado y derrochó entusiasmo. Por su juventud tiene un futuro muy prometedor.

En definitiva, Eugene Onegin es una ópera que se deja querer. Musicalmente es una maravilla que te lleva en volandas de principio a fin. El drama costumbrista está contado en escenas bien diferenciadas en tiempo y espacio lo que contribuye a la vistosidad de recrear distintos ambientes. La función de ayer, a pesar de los aspectos mejorables, me dejó un sabor agradable. Gracias por el regalo Tchaikovsky.

EUGENE ONEGIN de Pyotr Ilyich Tchaikovsky

Tatyana
Anna Netrebko
Onegin
Peter Mattei
Lenski
Alexey Dolgov
Olga
Elena Maximova
Madame Larina
Elena Zaremba
Filipyevna
Larissa Diadkova
Príncipe Gremin
Stefan Kocán
Triquet
Tony Stevenson
Zaretski
Richard Bernstein
Un capitán
David Crawford

Director
Robin Ticciati
Director de escena
Deborah Warner
Escenografía
Tom Pye
Diseño de vestuario
Chloe Obolensky

Metropolitan Opera House, Nueva York, 22 de abril de 2017

20 de abril de 2017

Próximamente en cines: Eugene Onegin, 22 de abril, MET

Esta ópera retransmitida en directo en el cine es una apuesta segura. La obra, una maravilla; los cantantes, de primer nivel; la producción, clásica y de reconocido prestigio. ¿Qué puede salir mal?



¿Cuándo?
Sábado 22 de abril de 2017 a las 18:55, en directo desde el Metropolitan Opera House de Nueva York. Retransmitido hasta en 19 ciudades españolas por Yelmo Cines, podéis consultar las salas de cine en las que se emitirá aquí y para el resto del mundo aquí. El precio de la entrada es de 21€.

¿Qué?
Eugene Onegin es una ópera en tres actos de Pyotr Ilyich Tchaikovsky, con libreto en ruso de Konstantin Shilovski y el propio compositor, basado en la novela homónima en verso de Aleksandr Pushkin, a la que es bastante fiel. La ópera se estrenó en el Colegio Imperial de Música de San Petesburgo en 1879 y no fue hasta setenta y seis años después cuando lo haría en España, en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. La duración estimada es de 2 horas y 30 minutos.

Personajes
Eugene Onegin. Militar joven y presuntuoso, sólo tardíamente enamorado de Tatyana. Papel para barítono de tesitura alta.
Tatyana. Hija de Mme. Larina y enamorada de Eugene Onegin. Papel para soprano lírico-spinto que debe tener personalidad y resistencia.
Lenski. Amigo de Eugene Onegin, con quien se bate en duelo más tarde. Se requiere un tenor lírico.
Madame Larina. Madre de Tatyana. Papel para mezzosoprano sin grandes dificultades.
Olga. Hermana de Tatyana y enamorada de Lenski. Papel para contralto o mezzosoprano.
Filipyevna. Vieja criada de Mme. Larina y antigua nodriza de las hijas de la casa. Papel modesto para mezzosoprano.
Príncipe Gremin. Aristócrata maduro, esposo de Tatyana en el último acto, donde tiene un aria muy esperada y hermosa. Papel para bajo.
Triquet. Profesor de francés de Tatyana. Papel para tenor, sin otro relieve que el de su canción, en francés, del segundo acto.
Zaretski. Padrino del duelo de Lenski. Papel mínimo para bajo.
Un capitán. Papel ínfimo para bajo.
Coro. Con importantes intervenciones.

Argumento (vía Wikipedia)
La acción se desarrolla en el campo y en San Petesburgo, alrededor de 1820.

Acto 1
Escena 1: El jardín de la finca en el campo de los Larin
La señora Lárina, una dama rusa, y el aya están sentadas en el exterior. Sus dos hijas, Olga la joven y Tatiana la mayor, pueden oírse desde dentro de la casa. Un grupo de campesinos cantan una canción cómica sobre la serenata de la hija de un molinero. Olga es muy risueña mientras que Tatiana es muy melancólica. Tatiana está leyendo una novela romántica y está bastante absorta en ella, pero su madre le dice que la vida real es muy diferente a semejantes historias. Lenski y Oneguin, dos jóvenes, llegan hasta su casa. Lenski es un joven poeta de 18 años que está prometido con Olga, mientras que Oneguin, de 26 años, es un joven elegante y vividor, aunque agradable. Lenski presenta a Oneguin a la familia Larin. Oneguin al principio queda sorprendido de que Lenski haya elegido a la extrovertida Olga más que a su romántica hermana mayor. Tatiana, por su parte, se enamora de Oneguin inmediatamente.

Escena 2: Habitación de Tatiana
Tatiana confiesa a su aya que está enamorada. A solas en su habitación, decide escribir esa misma noche una carta declarándole su pasión, al darse cuenta de que está fatal e irreversiblemente atraída por él (la célebre "escena de la carta"). Cuando la anciana regresa, Tatiana le pide que envíen la carta a Oneguin.

Escena 3: Otra parte de la finca
Oneguin llega, ve a Tatiana y le da su respuesta a la carta. Le explica, que él no es un hombre que ame fácilmente y que no es apropiado para el matrimonio. Tatiana queda decepcionada e incapaz de responder.

Acto 2
Escena 1: El salón de baile en la casa de los Larin
Durante los festejos del cumpleaños de Tatiana, Oneguin está irritado con los campesinos que cotillean sobre él y Tatiana, y con Lenski por haberlo convencido de venir. Decide vengarse bailando y cortejando a Olga, su hermana, a la vista de todo el mundo. Lenski está celoso. Olga es insensible a su prometido y aparentemente se siente atraída por Oneguin. Hay una diversión, mientras un vecino francés llamado señor Triquet canta algunos pareados en honor de Tatiana, después de lo cual la pelea se hace más intensa. Lenski renuncia a su amistad con Oneguin en frente de todos los invitados, y le reta a un duelo, que el otro se ve obligado, con muchas dudas, a aceptar.

Escena 2: A las orillas boscosas de un río, primera hora de la mañana
Lenski está esperando a Oneguin, y canta sobre su inseguro destino y su amor por Olga. Llega Oneguin. Ambos son reacios a seguir adelante con el duelo, pero carecen de la capacidad para detenerlo. Oneguin dispara contra Lenski y lo mata.

Acto 3
Escena 1: En un baile en la casa de un rico noble en San Petersburgo
Han pasado varios años. Oneguin reflexiona sobre la vacuidad de su vida y su remordimiento por la muerte de Lenski. Entra el príncipe Gremin con su esposa, que no es otra que Tatiana, convertida en una gran dama de sociedad, una belleza aristocrática. Gremin canta de su gran felicidad con Tatiana, y los presenta. En este momento, Oneguin queda profundamente impresionado por Tatiana, siente que en realidad siempre estuvo enamorado de Tatiana, y quiere que ella le corresponda.

Escena 2: Sala de recepción en la casa del príncipe Gremin
Tatiana ha recibido una carta de Oneguin. Oneguin entra y le ruega que lo ame, que se apiade de él. Tatiana se pregunta por qué se siente él ahora atraído por ella. ¿Es debido a su posición social? Oneguin es firme al decir que su pasión es real y absoluta. Sin embargo, Tatiana le rechaza porque está ahora casada, aunque le confiesa que todavía lo ama. A pesar de su infelicidad sobre su matrimonio y la falta de pasión por su marido, ella le será fiel. Oneguin le ruega, pero al final ella se marcha. Se separan para siempre y Oneguin se enfrenta a su amargo y solitario destino.

Discografía
La grabación que tengo y recomiendo es la de Thomas Allen, Mirella Freni, Anne Sofie von Otter, Neil Shicoff, Paata Burchuladze. Rundfunkchor Leipzig y Staatskapelle Dresden dirigidos por James Levine. Deutsche Grammophon 2 CD, grabado en estudio, 1987 (puede adquirirse vía Amazon aquí).


Eugene Onegin es la ópera más conocida de Tchaikovsky, aunque La dama de picas también es una obra destacada. Según las estadísticas de Operabase aparece la nº 18 de las cien óperas más representadas en el período 2005-2010, siendo la 1ª en ruso y la 1ª también de Tchaikovsky.

¿Cómo?
Esta producción de la británica Deborah Warner ya fue ofrecida y retransmitida por el MET en la temporada 2013/14. Sólo tres temporadas se antoja poco tiempo como para que el teatro neoyorquino vuelva a ofrecer este título y la misma producción, en detrimento de otras óperas que serán representadas este año en Nueva York. La propuesta escénica es de corte clásico, aunque en vez de situada alrededor de 1820 como la concibió el compositor, lo hace a finales de 1870, periodo contemporáneo a Tckaikovsky y a los años en los que fue compuesta.

El joven director británico Robin Ticciati, que en 2011 con tan solo 28 años debutó en el teatro neoyorquino, estará a los mandos de la orquesta titular del MET. En cuanto al reparto, lamentamos la ausencia por problemas de salud del barítono Dmitri Hvorostovsky, que parece que en adelante no se prodigará en óperas representadas. En su lugar tendremos a otro nombre de garantías como el de Peter Mattei. Dejando a un lado las filias y las fobias que despierta, no cabe duda que la soprano rusa Anna Netrebko es una cantante de primer nivel y especialmente destacada en el repertorio ruso. Ella será la que interprete el rol de Tatyana. Su compatriota, la joven mezzosoprano Elena Maximova, será Olga, personaje con el que debutó en el MET en 2013. Completan el reparto el tenor Alexey Dolgov como Lenski y el bajo Stefan Kocán como el príncipe Gremin.

En definitiva, Eugene Onegin es la obra maestra de Tchaikovsky operísticamente hablando. Es una ópera romántica por excelencia y muy completa a todos los niveles: partitura, libreto, ambientación, trabajo coral y ballet. Esta producción, si bien no cuenta con el factor sorpresa, pues ya está editada en DVD/Blu-ray (puede adquirirse aquí), está muy cuidada y visualmente no escatima en detalles. El reparto es propio de las grandes citas. Veremos cómo resulta.

7 de abril de 2017

Ópera en el cine: Rigoletto Liceu 2016/17

Rigoletto - Liceu 2016/17

Esta ópera fue retransmitida en directo desde el Gran Teatre del Liceu de Barcelona por Rising Alternative para numerosas de salas de cine en Europa y América, a las 19:45, hora española, ayer 6 de abril de 2017. El precio de la entrada, que puede estar sujeto a variación según la cadena de cines, en mi caso fue de 19€ en Cinesur, que además ha tomado como costumbre ofrecer un ambigú en el intermedio para todos los asistentes, cuestión que merece ser puesta en valor.

Victor Hugo, en cuya obra teatral Le roi s’amuse está basada Rigoletto, se resistió durante años a ver la ópera. Cuando lo hizo, quedó fascinado con el célebre cuarteto Bella figlia dell’amore, expresando su admiración ante la superioridad de la ópera sobre el teatro. Admitió que jamás habría podido hacer hablar a cuatro personajes expresando a la vez cosas distintas y obtener ese maravilloso efecto de conjunto. Después de esta anécdota histórica, corresponde analizar la función de ayer.

La producción, como ya se adelantó en la preparación previa, estuvo dirigida por la holandesa Monique Wagemakers, como ya lo hiciera años atrás en el Teatro Real de Madrid. Si bien me incluyo en el grupo de los que apuestan por producciones de corte moderno, capaces de reinventar u ofrecen una visión alternativa de las historias tantas veces contadas, en esta ocasión tengo que poner algún que otro pero a la vista ayer. Como ya he dicho tantas veces, la ópera es un espectáculo tan interdisciplinar y completo que cualquiera de sus elementos puede magnetizarte. El apartado vocal, el aspecto interpretativo o la propuesta escénica son algunos de estos elementos. Si todos lo consiguen el disfrute es total.

En este Rigoletto la escenografía no consiguió captar mi atención. No porque no hubiera palacio ni posada, sino porque una propuesta tan sobria necesita cimentarse en una interpretación bárbara, que a excepción de Carlos Álvarez, no la encontré en los cantantes. Esta producción causa impacto, comenzando por la coreografía del coro en la obertura, pero pasado un rato, todo se torna monótono y anodino. La complejidad técnica de la plataforma móvil no consigue un efecto justificable, como para hacer cantar con esa inestabilidad, más allá de situar al cuarteto en dos niveles para la escena de la posada (Bella figlia dell’amore).

En este caso el escenógrafo, Michael Levine, el mismo que pude disfrutar en el Billy Budd del Teatro Real, demostró que su contribución pasa por ser un mero ejecutor de las ideas del director de escena, responsable de todo lo que vemos sobre el escenario no relacionado con lo musical. A pesar de que los juegos con la iluminación eran uno de los puntos fuertes de esta producción, al menos en el cine, el conjunto resultó demasiado oscuro. El vestuario de Sandy Powell, rojo veneciano renacentista, es parte de la seña de identidad de esta producción y resultó muy efectista sobre todo en los números corales.

En líneas generales, esta producción se presentaba minimalista y lo fue hasta el ahogo. Solo la gran interpretación de Carlos Álvarez llenó el espacio vacío y tenebroso por momentos. El despliegue tecnológico de la plataforma móvil no deslumbró, por lo que habría sido prescindible.

En cuanto al reparto, ya se han mencionado las de sobra conocidas dotes interpretativas del barítono malagueño Carlos Álvarez, que en el escenario fue un titán. Fiero, enloquecido o desgarrado, según discurría la obra, construyó un Rigoletto excelente. La noticia es el estado de sus espléndidas condiciones vocales que recordaron al grande que fue. Me congratula especialmente comprobar que está en plena forma, pues este verano iré a verlo cantar Don Giovanni en ese mismo teatro. La presencia de Javier Camarena era otro de los grandes atractivos. El tenor mexicano abordaba por primera vez en su carrera el papel del duque de Mantua y lo defendió con solvencia. Su voz tiene brillo y es afilada en el agudo, quizás le costó imponerse en los números de conjunto, pero no hay duda de que este nuevo Duca tiene recorrido. La Gilda de la soprano italiana, Désirée Rancatore, estuvo más preocupada de su canto que de su actuación. Tiene una voz bella aunque abusó en ocasiones del vibrato. A pesar de no transmitir demasiado a nivel dramático, vocalmente cumplió, demostrando que es un papel que domina a la perfección. El bajo croata Ante Jerkunica tenía con Sparafucile un papel pequeño aunque importante. Me dejó muy buen sabor de boca por segunda vez y en el futuro me gustaría verle cantar un personaje más relevante. Ketevan Kemoklidze, mezzosoprano georgiana, como Maddalena, actuó más que cantó y aunque su técnica no me convenció del todo, aún es joven y tiene margen de mejora. De los comprimarios destacar a Gianfranco Montresor como Monterone.

El coro del Liceu estuvo a un gran nivel tanto vocal como escénicamente. Aunque por lo encorsetado del escenario, en alguna ocasión se vieron obligados a deambular sin rumbo fijo, confirieron al conjunto pinceladas de dinamismo, que ante lo espartano de la propuesta fueron de agradecer.

La dirección de la orquesta a cargo de Riccardo Frizza fue ortodoxa, sin estridencias y según los cánones. Hubo un error importante de descuadre en el trío de Sparafucile, Maddalena y Gilda, justo antes del asesinato de ésta última. Como anécdota, se echó de menos la máquina de truenos que requiere la instrumentación de la partitura, al menos en la proyección del cine, pasó desapercibida. La realización de esta retransmisión estuvo por debajo de lo que nos tienen acostumbrados otros teatros como el ROH o el MET. Se perdieron algunos planos importantes y en ningún momento se mostró a la orquesta.

En definitiva, Rigoletto volvía al Liceu donde no se representaba desde el año 2005, sumando un total de 362 representaciones hasta la fecha. La calidad vocal del reparto salvó del naufragio a esta producción un tanto fría. Esta ópera, con la cuerda de barítono como protagonista, nos permitió disfrutar de un colosal Carlos Álvarez. Que siga así por muchos años más.

RIGOLETTO de Giuseppe Verdi

Duque de Mantua
Javier Camarena
Rigoletto
Carlos Álvarez
Gilda
Désirée Rancatore
Sparafucile
Ante Jerkunica
Maddalena
Ketevan Kemoklidze
Giovanna
Gemma Coma-Alabert
Conde de Monterone
Gianfranco Montresor
Marullo
Toni Marsol

Director
Riccardo Frizza
Director de escena
Monique Wagemakers
Escenografía
Michael Levine
Diseño de vestuario
Sandy Powell

Gran Teatre del Liceu, Barcelona, 6 de abril de 2017


Editado: Como consecuencia de la publicación y difusión de esta crítica, el director de la orquesta, Riccardo Frizza, se ha puesto en contacto personalmente conmigo para hacer alguna puntualización con respecto a la función retransmitida. Parece que sí hubo máquina de truenos, aunque pasó desapercibida en la proyección de las salas de cine, al menos a la que yo asistí. Ya que se ha tomado la molestia, no solo de leer la crítica, sino de contactar conmigo, lo mínimo que podía hacer era rectificar el texto en este sentido. A continuación os dejo las capturas de los tweets que hemos intercambiado y que ponen de manifiesto el talante cercano de este director. Bravo por las redes sociales.




4 de abril de 2017

Próximamente en cines: Rigoletto, 6 de abril, Liceu de Barcelona

Nos sobreviene otra retransmisión en directo de ópera en el cine que conviene no perderse. En esta ocasión será Rigoletto, una de las imprescindibles de Verdi y del repertorio habitual, desde el Liceu de Barcelona. Este título ya de por sí resulta atractivo, pero aún así voy a contar algo más sobre el evento para convencer a los indecisos.



¿Cuándo?
Jueves 6 de abril de 2017 a las 19:45, en directo desde el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Retransmitido por Rising Alternative, podéis consultar los países en los que se emitirá aquí y  las salas de cine asociadas en España aquí. El precio de las mismas puede variar según la sala de cine a la que acudáis, en mi caso, el importe ha sido de 19€ mediante la venta anticipada online en Cinesur.

¿Qué?
Rigoletto es una ópera en tres actos de Giuseppe Verdi, con libreto en italiano de Francesco Maria Piave, basado en la obra teatral Le Roi s’amuse de Victor Hugo. La ópera se estrenó en el teatro La Fenice de Venecia en 1851 y dos años después en Barcelona. La duración estimada es de 2 horas y 45 minutos con una pausa incluida de 30 minutos.

Personajes
Rigoletto. Bufón jorobado al servicio del duque de Mantua, pero padre amantísimo de su hija Gilda. Papel estelar para barítono, uno de los más brillantes para esta cuerda; precisa dotes de actor, imitar a un jorobado y una gran potencia y resistencia vocal.
Duque de Mantua. Libertino aristócrata que preside una corte corrupta; finge amar a Gilda. Papel para tenor lírico-ligero que requiere resistencia y agilidad.
Gilda. Hija de Rigoletto, muchacha enamoradiza pero un poco mentirosa; se enamora del duque de Mantua. Papel para soprano ligera con agilidad y coloratura.
Sparafucile. Asesino a sueldo, contratado por Rigoletto para deshacerse del duque de Mantua; hermano de Maddalena. Papel de bajo breve pero importante.
Maddalena. Prostituta, hermana de Sparafucile a quien ayuda en su trabajo; queda prendada del duque de Mantua. Papel para mezzosoprano breve pero importante.
Conde Monterone. Cortesano víctima del duque. Papel episódico pero distinguido para bajo, que requiere potencia y agudos sólidos.
Marullo. Cortesano. Papel para barítono, destacado escénicamente pero pobre en lo vocal.
Borsa. Cortesano. Papel muy reducido para tenor ligero.
Conde de Ceprano. Cortesano. Papel poco vistoso para barítono.
Condesa de Ceprano. Esposa del anterior, asediada por el duque. Papel breve de soprano o mezzosoprano con una frase llamativa.
Paje. Papel minúsculo de soprano interpretado por una mujer vestida de hombre.
Usciere. Un ujier. Papel mínimo para barítono.
Coro. Muy importante.

Argumento (vía Wikipedia modificado)
La acción se desarrolla en la ciudad de Mantua (Italia) y sus alrededores, durante el siglo XVI.

Acto 1
Escena 1: Salón en el palacio ducal
En el palacio del duque de Mantua, se está celebrando una fiesta. El duque canta a una vida de placer con tantas mujeres como sea posible (Questa o quella). Se vanagloria de su nuevo objetivo de conquista, una desconocida joven del pueblo, a la que ha visto en la iglesia. Pero él también desea seducir a la condesa de Ceprano, a la vista de su marido. Rigoletto, el bufón jorobado del duque, se burla de los maridos de las damas a las que el duque está prestando atención. Marullo comunica a los cortesanos que el bufón Rigoletto oculta a una "amante", y los nobles no se lo creen. Como casi toda la corte ha sido víctima de las burlas de Rigoletto, todos quieren devolverle las ignominias. Posteriormente, Rigoletto se burla del conde Monterone, otro a quien el Duque ha insultado a través de la deshonra a su hija y que entra en escena reclamando venganza. El Duque manda arrestarlo. Monterone es arrestado mientras proclama la famosa maledizione que traerá la perdición a Rigoletto. La maldición aterroriza a Rigoletto.

Escena 2: Una calle, con el patio de la casa de Rigoletto
Rigoletto vuelve a casa preocupado por la maldición. Se le acerca un extraño, Sparafucile, un asesino profesional que ofrece sus servicios a Rigoletto. Rigoletto contempla las similitudes entre ellos dos (Pari siamo!). Entra en la casa y allí encuentra a Gilda, su hija (a quien los cortesanos habían tomado como su amante). Gilda vive escondida y resguardada por su padre. Se saludan con afecto en el dúo Figlia!, Mio padre! Rigoletto ha estado ocultando a su hija del duque y el resto de la ciudad insistiéndole que no salga más que a misa siempre acompañada por su doncella, Giovanna. Cuando Rigoletto se ha ido, el duque aparece y, escondido, advierte que Gilda es en realidad la hija de Rigoletto y que se siente culpable por no haberle hablado a su padre del joven al que ha conocido en la iglesia. Tras sobornar a Giovanna, el duque logra entrar en el jardín de la casa de Rigoletto y le declara su amor. El duque miente a Gilda sobre su identidad diciendo que es un estudiante. Afuera se oyen las voces de Ceprano y Borsa que planean el rapto de la supuesta amante de Rigoletto. Gilda y el duque intercambian rápidamente votos de amor (Addio, addio), éste se marcha y ella se queda sola meditando sobre su amor (Gualtier Maldè! ... Caro nome). Más tarde, en la oscuridad de la noche los hostiles cortesanos se encuentran con Rigoletto en la parte de afuera de la tapia del jardín. Creen que Gilda es la amante de Rigoletto y se preparan para raptar a la indefensa muchacha. Convencen a Rigoletto de que están preparando el rapto de la esposa de Ceprano, le tapan los ojos y lo usan para ayudarlos con el rapto. Están todos enmascarados y Rigoletto ayuda, sin percatarse que está ayudando a raptar a su propia hija Gilda. Cuando Rigoletto se da cuenta ya es demasiado tarde. Lleno de angustia, se derrumba, recordando «Ah, la maledizione!».

Acto 2
El palacio del duque Mantua
El duque está preocupado porque Gilda ha desaparecido (Ella mi fu rapita! y Parmi vedar le lacrime). Entran los cortesanos y ofrecen al duque la supuesta amante de Rigoletto. El duque se da cuenta de que se trata de Gilda y va en su busca (Possente amor mi chiama). Los cortesanos se divierten a costa de Rigoletto que intenta descubrir dónde está Gilda y pide a los cortesanos que se la devuelvan; los cortesanos la niegan y el bufón encolerizado y desesperado dirige su Cortigiani, vil razza dannata. Entra en escena Gilda que cuenta a su padre que se ha enamorado de un joven a quien veía todos los domingos en la iglesia, que la ha cortejado diciéndole que era un pobre estudiante (Tutte le feste al tempio), y que al ser raptada ha descubierto que en realidad se trataba del duque. Rigoletto planea vengarse del duque, mientras su hija pide que le perdone (dúo: Sì! Vendetta, tremenda vendetta!).

Acto 3
Una calle afuera de la casa de Sparafucile
A orillas de un río, se ve parte de la casa de Sparafucile. Es de noche. Rigoletto ha encargado a Sparafucile asesinar al duque, pero antes debe desengañar a Gilda mostrando su comportamiento licencioso. Rigoletto y Gilda, que aún ama al duque, llegan al exterior. Se puede oír la voz del duque cantando la famosa La donna è mobile. Rigoletto hace que Gilda se dé cuenta de que es el duque quien está en casa del asesino y que intenta seducir a la hermana de Sparafucile, Maddalena (Bella figlia dell'amore). Rigoletto le ofrece al asesino 20 escudos por matar al duque y ordena a Gilda que se vaya a casa y vestida de hombre huya hacia Verona. Cuando cae la noche, se desencadena una tormenta y el duque decide pasar la noche en la posada. Sparafucile le asigna alojamiento en la planta baja. Gilda, que aún ama al duque a pesar de saber que es desleal, regresa vestida de hombre. Oye a Maddalena intentando convencer a su hermano de que no lo asesine a él, sino al bufón. Sparafucile no quiere asesinar a un cliente pero promete cambiarlo por el primer hombre que se presente en la taberna, si esto ocurre antes de la medianoche. Gilda decide sacrificarse para salvar al hombre del que se ha enamorado. Entra en la taberna pidiendo asilo, haciéndose pasar por un mendigo. De inmediato, Sparafucile la alcanza con su puñal, cae herida mortalmente. A media noche, acaba la tormenta y Rigoletto entra en escena con el dinero. Sparafucile le entrega el saco con el supuesto cuerpo del duque y se regocija en su triunfo. Cuando se dispone a arrojarlo al río, con piedras para que se hunda, oye la voz del duque desde el interior de la posada. Horrorizado, abre el saco y, para su desesperación, descubre a su hija agonizante. Por un momento, ella revive y está contenta de morir en lugar de su amado (V'ho ingannato). Ella muere en sus brazos. La escena termina con el lamento desgarrador de Rigoletto en que recuerda la maledizione de Monterone.

Discografía

La grabación que tengo y recomiendo es la de Piero Cappuccilli, Ileana Cotrubas, Plácido Domingo, Elena Obraztsova, Nicolai Ghiaurov, Kurt Moll, Hanna Schwarz. Wiener Staatsopernchor y Wiener Philharmoniker dirigidos por Carlo Maria Giulini. Deutsche Grammophon 2 CD, grabado en estudio, 1979 (puede adquirirse vía Amazon aquí).


Rigoletto es la primera ópera, de lo que se conoce como trilogía popular en la producción operística de Verdi (le siguen Il Trovatore y La Traviata). Según las estadísticas de Operabase aparece la nº10 de las óperas más representadas en todo el mundo, la 6ª de Italia y la 2ª de Verdi, después de La Traviata.

¿Cómo?
Esta producción que nos ofrecen desde el Liceu, dirigida por la holandesa Monique Wagemakers, ya fue vista algunos años atrás en el Teatro Real de Madrid, concretamente en 2009. La propuesta escénica es de corte minimalista pero muy compleja a nivel técnico, ya que cuenta con una plataforma móvil sobre la que se desarrolla toda la acción y que bascula según las necesidades argumentales. La sencillez aparente concederá gran protagonismo a los cantantes que con su interpretación deberán transmitir los sentimientos de pasión, engaño, amor filial y venganza presentes en esta ópera.

A los mandos de la orquesta titular del teatro barcelonés estará el director italiano Riccardo Frizza especializado en la dirección de óperas. En cuanto al reparto, encontramos muchos atractivos y en general un elenco de garantías. Empezando por un Rigoletto como el del malagueño Carlos Álvarez, que supone su regreso al Liceu tras el obligado periodo de inactividad al que se ha visto sometido, como consecuencia de sus problemas vocales; y siguiendo por el debut del reconocido tenor mexicano Javier Camarena como duque de Mantua. En el rol de Gilda tendremos a la soprano siciliana Désirée Rancatore, papel que ha cantado por todo el mundo y que supondrá su debut escénico en este teatro después de haber participado en algunos recitales. Sparafucile será el bajo croata Ante Jerkunica, que pude ver en directo la temporada pasada en el Teatro Real como Titurel en Parsifal. La joven mezzosoprano georgiana, Ketevan Kemoklidze, defenderá el papel de Maddalena. Todo de primer nivel.

En definitiva, Rigoletto es una ópera clave del repertorio y una de las obras imprescindibles que hay que conocer. En ella encontramos uno de los highlights de la historia de la ópera, La donna è mobile, pero no es el único pasaje de gran belleza musical de esta partitura. El reparto es de altura. Ojalá esta producción no desmerezca y el espectáculo sea redondo. Veremos cómo resulta.